miércoles, 29 de mayo de 2013

Gota de Sangre


La Gota de Sangre u Ojo de Perdiz (Adonis annua) es una planta anual -como su apellido hace sospechar- que puede crecer hasta más de medio metro de altura y que termina en una flor solitaria de un rojo intenso (por ello complicada de fotografiar). La flor, de aproximadamente 4 cm. de diámetro, consta de 5 a 8 pétalos redondeados y un corazón central de color negro, y se utiliza en jardinería por esa combinación de colores (sobre todo para formar bancales decorativos), por su resistencia a las heladas y por su temprana floración, habiéndose conseguido ya flores con más de 5 cm. de diámetro.


Si bien hoy se distribuyen por toda Europa, llegando hasta el norte de África y el continente asiático, se cree que proceden de Oriente Medio. Prefieren pastizales, terrenos removidos, cultivos de secano y baldíos. Para su uso en jardinería se cultiva en invernaderos. La astaxantina (pigmento rojo) que contienen sus flores es muy apreciado comercialmente, sobre todo en piscicultura, como alimento de peces y crustáceos.


Aunque de un primer vistazo podríamos confundirla con las Amapolas macho (Papaver argemone), nada más acercarnos y comprobar el brillo de sus hojas, como de charol (como casi todas las ranunculáceas), saldremos de la duda. Además, si ya no vemos la flor sino los frutos, en la Adonis cada flor forma muchos frutos pequeños agrupados, no una cápsula como Papaver.


Se trata de una flor no muy frecuente por la zona donde me muevo, y éstas que veis aquí son todas de una cuneta cercana a un campo de cereal. Como casi todas las ranunculáceas es una planta venenosa para el ganado (contiene adonitoxina y estrofantina), y procuran evitarla cuando pastan, y es necesario tener en cuenta evitarlas al segar los campos para forraje.


Su nombre hace referencia al mito de Adonis: Debido a un hechizo, Mirra, hija de Tias, rey de Siria, conquistó a su padre cometiendo incesto. Cuando el rey descubrió que era su hija intentó matarla, pero los dioses lo evitaron transformando a la joven en el árbol de Mirra. De este árbol nació Adonis, que era de una gran belleza -ha quedado su nombre para la posteridad como sinónimo de belleza masculina-. Cuando nació, Afrodita lo colocó en un cofre y se lo confió a Perséfone, que habitaba en los infiernos, pero ya se sabe... ambas se encapricharon con el chaval, por lo que Zeus, tan ecuánime él, sentenció que la criatura pasase medio año en los infiernos y otro medio en el Olimpo. Cuenta la leyenda que un día, cazando con Afrodita, un jabalí mató a Adonis con sus colmillos y de su sangre nacieron unas flores llamadas anémonas. Cuando la diosa fue a socorrerle también se hirió con unas zarzas y de sus gotas de sangre brotaron unas flores parecidas a las rosas que desde entonces se llamaron Adonis en su recuerdo.


Árbol taxonómico: Magnoliopsida / Ranunculales / Ranunculaceae / Adonis / Adonis annua L., 1753 [sin. A. autumnalis, A. baetica, A. phoenicea]

Nombre en inglés: Annual Pheasant's Eye
Nombre común: Gota de Sangre, Ojo de Perdiz, Adonis, Saltaojos


Distribución: Asia, Europa y Norte de África. En toda la península ibérica, mucho menos frecuente al norte.
Hábitat: Pastizales, terrenos removidos, cultivos de secano y baldíos.




(c) Javier Díaz Barrera, 2013.

lunes, 20 de mayo de 2013

Dos horas de orquídeas


Ayer por la mañana me acerqué durante un par de horas a un tomillar cercano por ver si había alguna Ophrys lutea y me encontré con una gran sorpresa: jamás había visto tantas orquídeas. No salgo de mi asombro al ver tanta cantidad y variedad. Ni siquiera sé cómo "se atreven" a florecer con la primavera que estamos teniendo. Solo decir que el frío y el viento me echaron para casa antes de lo previsto...

Ophrys lutea

Orchis morio Orchis papilionacea

Orchis purpurea Ophrys sphegodes

En concreto, de Ophrys sphegodes encontré un prado literalmente "invadido". No podías caminar sin pisar alguna accidentalmente. Se contaban por cientos.






Aunque aquí meto "dentro del mismo saco" a todas las parecidas a la Ophrys sphegodes, estoy por asegurar que dentro de las que os muestro existen varios híbridos (probablemente con O. incubaceaO.  scolopax y O. arachnitiformis), si bien no vi ningún ejemplar "puro" de estas variedades, por lo que quedan todas marcadas como O. sphegodes. Ciertamente, como podéis ver, existía algún ejemplar realmente EXTRAÑO.




Además de la O. sphegodes, de cuando en cuando aparecía alguna Orchis -ahora Anacamptis- morio (u O. champagneusii, tanto da), a veces en grandes grupos, y menos frecuentemente Orchis purpurea.






De Orchis papilionacea nunca había visto tantos ejemplares en una sola mañana (probablemente entre las que os muestre también haya algún híbrido... con las orquídeas silvestres nunca se sabe). En diversas etapas, las había tan grandes como una lechuga, que destacaban a lo lejos. Y nunca había ejemplares sueltos. Siempre en grupos de 4 a 20 ejemplares. Impresionante la floración de este año. Entre las que os muestro probablemente haya un par de gazapos en cuanto a la identificación... lo dejo para los expertos.






   




Y por fin, la que fui a buscar directamente, por indicaciones de un amigo (gracias, Marius), la Ophrys lutea: una ladera completamente tapizada de amarillo.




 




Pese a las bajas temperaturas (el pasado jueves se escapaba la nieve) y el día desapacible con rachas de viento de hasta 40 km./h, junto con las tormentas y la inestabilidad general, la humedad existente en el terreno y el asomo tímido del sol "a ratos", ha hecho que la floración silvestre este año sea singularmente abundante.



Creo que "se notan" las ganas que tenía de disponer de alguna foto de Ophrys lutea. Ayer "me vengué", e hice cientos de fotos de esta especie. ¿No es preciosa?



Si bien encontré alguna mariposa pequeña (licénidos y hespéridos), esta Spialia sertorius apareció sobre una O. morio y fue la única que se dejó "retratar".


Como véis, nunca un par de horas habían dado tanto de sí, pese al prolongado invierno que "disfrutamos" por la zona. No es esta una entrada "divulgativa", pero espero que os haya gustado y os incite a salir al campo a buscar estas pequeñas maravillas de la naturaleza de las que podemos disfrutar con la llegada del buen tiempo (que espero venga para quedarse unos meses).



(c) Javier Díaz Barrera, 2013.